Aparentemente para ser "periodista" (o redactor de noticias) no se necesita saber escribir:
En Ecuador policías se "revelan"
Mientras que en Culiacán, locatarios del mercado Garmendia serán "rehubicados"
Desde que empecé a leer las noticias de ambos portales diariamente (por el trabajo) vivo traumada por la mala redacción que plaga las notas que publican, los titulares que muchas veces no tienen sentido, etc.; pero omaifakingawd my nazi gramático interior ya explotó.
Iba a comentar en las notas, ya saben, escupiendo sarcasmo y shalala pero nadie quiere a los nazis ortográficos porque es trolleo snob y ñoño, así que me limito a OMGWTFBBQ aquí, en mi querido blog que no juzga y me ama a pesar de toda mi disfuncionalidad.
Te amo blog, gracias por existir <3
30.9.10
7.8.10
Activismo
Mucha gente de Culiacán, Sinaloa y posiblemente otras partes de México estén enterados del caso del “gato incendiado” en Culiacán, y si no, les paso los antecedentes tal como los conozco yo, tratando de mantener la mayor objetividad posible, ateniéndome a los hechos:
1. Un joven de Culiacán sube a su perfil de Facebook un video donde sale un grupo de chavos prendiéndole fuego a un gato y divirtiéndose a costa de ello.
2. Alguien ve el video y se horroriza por obvias razones. Ese alguien comparte el video con otras personas. Otras personas se horrorizan y repudian el hecho, comparten el video a todavía más personas. El video lo ven activistas que pelean por los derechos de los animales.
3. De alguna forma el video llega al wall de la page en Facebook del Ayuntamiento de Culiacán y Gobierno de Sinaloa; con todo y el nombre del supuesto perpetuador y link a su perfil, esto ocurre entre el sábado 31 de julio y el domingo 1 de agosto.
4. Comienzan a aparecer personas indignadas por el hecho y expresan su repudio hacia actos de violencia contra los animales y exigen que se aplique un castigo a los responsables. Aparecen más personas que no solamente repudian el hecho sino que empiezan una campaña en contra del chavo que posteo el video originalmente en su perfil.
5. El Ayuntamiento y Gobierno del Estado admiten que no pueden ejercer acción judicial en contra de los responsables porque no existe una ley que pueda aplicarse en estos casos.
6. Nacen páginas y grupos de repudio del supuesto “quema gatos” con fotos, nombre y demás datos personales.
7. Crecen las exigencias de castigo y aplicación de justicia, se pide que lo expulsen de la escuela, ejercer acción judicial inmediata, evaluación y tratamiento psicológico, etc. El video llega a la televisión y se publican varias notas en el periódico.
8. Un grupo de activistas junto con una asociación de protección a los animales hacen una rueda de prensa y anuncian una protesta pacífica frente al Palacio Municipal
9. All hell breaks loose en Facebook, los walls de las pages del Ayuntamiento y Gobierno del Estado son bombardeados interminablemente por un grupo de activistas en pro de la defensa de los animales, otras personas expresan su desacuerdo con la forma en que actúa este grupo de personas, flame wars ensued.
10. El viernes 6 de agosto se reúne el grupo de activistas locales en cabildo con funcionarios municipales, quienes deciden aplicar una sanción administrativa a quien resulte responsable.
Hasta ahí todo parecería una historia feliz y un ejemplo del poder que tienen los medios y la presión social, pero como en todo, hay muchas cosas que ocurren tras bambalinas y es de lo que quiero escribir.
Advierto que lo que sigue ya no es una descripción de hechos sino mi personal punto de vista respecto a esta situación que me parece lamentable, por el lado en que se vea, aunque existe un potencial de aprendizaje aquí.
Vi el video y obviamente mi reacción al verlo fue de shock y disgusto porque no alcanzo a entender cómo alguien puede encontrar diversión haciendo una cosa así. De ahí me puse a investigar si concretamente en Sinaloa existe alguna forma de sancionar a personas que cometan actos de esa naturaleza y no lo encontré. De hecho me fui más allá y encontré que son pocos los estados de la república en donde existe y se aplica una ley de esta naturaleza, según lo que me dijo Google, el DF es la entidad en donde la legislación a este respecto es más clara; eso sí, desconozco cómo se da la aplicación de esta ley (y si se da).
Mi reacción, como creo lo fue de la mayoría de las personas fue emocional: asumí que el wey que subió el video a su perfil también fue el perpetrador y que de menos merecía que alguien le partiera la mandarina en gajos.
Luego, cuando regresó la razón a mi cerebro se me ocurrió que este caso sería ideal para sentar un precedente y que realmente se diera una acción tangible para crear una legislación con el tema de los derechos de los animales. Y no sólo eso, sino también un ejemplo de cómo las redes sociales sirven para algo positivo y son una herramienta que no debería ser menospreciada, sino al contrario, explotada -idealmente- de una forma adecuada y responsable. Si, también tengo un idealista-creo-en-un-mundo-feliz interior, no solo estoy hecha de sarcasmo, cinismo, wild mood swings y adicción a WoW (and cheese).
Claro, mi idealista interior no llega al nivel de abandonaré todas las actividades y emprenderé una aventura para salvar al mundo, porque también está eso del sarcasmo, cinismo, wild mood swings y adicción a WoW (and cheese). Entonces se me ocurrió postear mi opinión en Facebook, como obra buena del día, que fue relativamente mal entendida e ignorada por la mayoría de los activistas:
Le platiqué la experiencia a varios amigos, de cómo todo inició con una denuncia ciudadana y pasó a ser una guerra de trolls en donde el objetivo principal se pierde totalmente, y es que este grupo de personas “hambrientas de justicia” armaron su lucha feisbukera personal exigiendo castigos, sin mayores pruebas que un video en donde no se distingue la cara de nadie, olvidando o más bien negándose a reconocer que judicialmente no aplica ninguna sanción; y dejando en segundo plano lo verdaderamente importante que es fomentar la creación/modificación de leyes.
Puedo entender el nivel de indignación, sed de justicia (o venganza?) de mucha gente, especialmente si se dicen amantes de los animales, que respetan la vida en todas sus expresiones y blablablá. Pero mi simpatía se esfumó en el momento en que me di cuenta que era imposible sostener un diálogo civilizado con ellos, iniciar cualquier tipo de debate y viendo que su forma de actuar se resumía a spammear, insultar, amenazar, descalificar las opiniones de los demás y sobre todo ignorar el derecho de otros a expresarse con la misma libertad que ellos:
Platicando con varios amigos al respecto salió una miríada de opiniones, desde “es un escándalo innecesario solo por un gato”, “no tardan en salir los que dicen que las películas y videojuegos incitan violencia” pasando por “a cada rato queman gatos, nada más que la mayoría de los que lo hacen son un poco más inteligentes y no graban un video para subirlo a Facebook” y “hay problemas más urgentes e importantes que necesitan atención” hasta una discusión sobre temas como: la vida de un animal debe considerarse igual de importante que la de un ser humano?, es necesario darle al estado la facultad de actuar (y cómo hacerlo) si considera que una persona tiene el potencial de convertirse en criminal? y hasta qué punto es válido que el gobierno le siga el rollo a la presión mediática y de las masas, no en el sentido “haremos algo” sino “haremos lo que ustedes quieran”.
Ahorita, en el aftermath tengo una mezcla agridulce de sentimientos, por un lado el municipio prometió tomar acción en contra del hecho:
1. Aplicar una sanción administrativa consistente en una multa de hasta 20 salarios mínimos o servicio comunitario si no pueden pagarla a quien/quienes resulten responsables.
2. Escribir una carta al director de la universidad donde está inscrito el presunto responsable, no se especifica el propósito; acaso sugerir una sanción académica, evaluación psicológica?
3. Compromiso a involucrarse más activamente en la concientización por el respeto a los animales.
Me parece muy positiva la respuesta por parte del municipio, pero por otro lado me pregunto qué arrojará la investigación que se hará antes de aplicar la sanción tomando en cuenta que la evidencia es un video de celular en baja resolución que fue grabado de noche y un perfil en Facebook que por cierto, ya no existe.
También cuestiono si el municipio tiene la facultad de ejercer su autoridad dentro de una institución educativa que no depende de él, más considerando que no hay delito (según la ley) que perseguir.
Me queda la duda, esta respuesta se dio como reacción al “circo” mediático y drama en Facebook? y lo más importante, en ningún lado se menciona algo como “activistas de tal organización trabajarán con legisladores para proponer una ley de protección a los animales”.
Eso sí, “un activista pidió al Ayuntamiento financiar varios espectaculares para colocarlos en puntos estratégicos de Culiacán, con la imagen del responsable de la crueldad hacia el gato, para exhibirlo en la ciudadanía” (sic)
Por otro lado también está la responsabilidad los medios y cómo manejan las noticias, en un artículo de El Debate publican el nombre del presunto quemagatos y al igual que el resto de la fauna feisbukera asumen que de hecho se trata de él en el video, y aunque hay puntos del artículos que son muy válidos, no deja de tener un tono alarmista y no muy buena redacción, así que parece que solo existe “por dar noticia”.
No me sorprende mucho de El Debate por sus tendencias amarillistas, pero considero preocupante como medios “serios” muestran una tendencia cada vez mayor a actuar irresponsablemente con noticias que surgen de las redes sociales, en varias ocasiones he leído/escuchado comentarios de cómo notas en periódicos electrónicos son constantemente editadas o eliminadas porque no se toman la molestia de hacer fact check antes de publicar y jalar tráfico a sus sitios.
Y es que se nos olvida que aunque no nos guste, todos tenemos los mismos derechos, en el momento en que queremos pisotear los de otra persona (por más que creamos que se lo merezca) estamos dando permiso de que pisoteen los nuestros.
En el momento en que empezamos a exigir la impartición de castigo (no de justicia) sin comprobar primero la culpabilidad de alguien, estamos justificando la impunidad de la que tanto nos quejamos.
Y no estoy defendiendo a este wey, de hecho la “evidencia” en su contra que aunque no es tangible tampoco da mucha cabida a la duda razonable:
Tal vez usted, estimado lector se preguntará por que necesito escribir interminables páginas de un rant que a nadie le importa? Porque desde que empezó este asunto he vivido con más estrés del que puedo manejar (por razones que a usted no le incumben) y aunque ya pasé por la depresión, el enojo, la frustración y me he abandonado al sarcasmo y el humor negro porque ya no me queda más que reírme de todo, me faltaba exteriorizarlo y desahogarme completamente.
PD. No incluyo los links a las pages de Facebook y omito nombres porque no quiero que se genere más buzz a este asunto, le pido al osito bimbo que todo este nonsense muera de una vez por todas.
PD3. Dibujitos de Globopollo a todos los que se atrevan a leer el post completo, pídamelos en Twitter.
1. Un joven de Culiacán sube a su perfil de Facebook un video donde sale un grupo de chavos prendiéndole fuego a un gato y divirtiéndose a costa de ello.
2. Alguien ve el video y se horroriza por obvias razones. Ese alguien comparte el video con otras personas. Otras personas se horrorizan y repudian el hecho, comparten el video a todavía más personas. El video lo ven activistas que pelean por los derechos de los animales.
3. De alguna forma el video llega al wall de la page en Facebook del Ayuntamiento de Culiacán y Gobierno de Sinaloa; con todo y el nombre del supuesto perpetuador y link a su perfil, esto ocurre entre el sábado 31 de julio y el domingo 1 de agosto.
4. Comienzan a aparecer personas indignadas por el hecho y expresan su repudio hacia actos de violencia contra los animales y exigen que se aplique un castigo a los responsables. Aparecen más personas que no solamente repudian el hecho sino que empiezan una campaña en contra del chavo que posteo el video originalmente en su perfil.
5. El Ayuntamiento y Gobierno del Estado admiten que no pueden ejercer acción judicial en contra de los responsables porque no existe una ley que pueda aplicarse en estos casos.
6. Nacen páginas y grupos de repudio del supuesto “quema gatos” con fotos, nombre y demás datos personales.
7. Crecen las exigencias de castigo y aplicación de justicia, se pide que lo expulsen de la escuela, ejercer acción judicial inmediata, evaluación y tratamiento psicológico, etc. El video llega a la televisión y se publican varias notas en el periódico.
8. Un grupo de activistas junto con una asociación de protección a los animales hacen una rueda de prensa y anuncian una protesta pacífica frente al Palacio Municipal
9. All hell breaks loose en Facebook, los walls de las pages del Ayuntamiento y Gobierno del Estado son bombardeados interminablemente por un grupo de activistas en pro de la defensa de los animales, otras personas expresan su desacuerdo con la forma en que actúa este grupo de personas, flame wars ensued.
10. El viernes 6 de agosto se reúne el grupo de activistas locales en cabildo con funcionarios municipales, quienes deciden aplicar una sanción administrativa a quien resulte responsable.
Hasta ahí todo parecería una historia feliz y un ejemplo del poder que tienen los medios y la presión social, pero como en todo, hay muchas cosas que ocurren tras bambalinas y es de lo que quiero escribir.
Advierto que lo que sigue ya no es una descripción de hechos sino mi personal punto de vista respecto a esta situación que me parece lamentable, por el lado en que se vea, aunque existe un potencial de aprendizaje aquí.
Vi el video y obviamente mi reacción al verlo fue de shock y disgusto porque no alcanzo a entender cómo alguien puede encontrar diversión haciendo una cosa así. De ahí me puse a investigar si concretamente en Sinaloa existe alguna forma de sancionar a personas que cometan actos de esa naturaleza y no lo encontré. De hecho me fui más allá y encontré que son pocos los estados de la república en donde existe y se aplica una ley de esta naturaleza, según lo que me dijo Google, el DF es la entidad en donde la legislación a este respecto es más clara; eso sí, desconozco cómo se da la aplicación de esta ley (y si se da).
Mi reacción, como creo lo fue de la mayoría de las personas fue emocional: asumí que el wey que subió el video a su perfil también fue el perpetrador y que de menos merecía que alguien le partiera la mandarina en gajos.
Luego, cuando regresó la razón a mi cerebro se me ocurrió que este caso sería ideal para sentar un precedente y que realmente se diera una acción tangible para crear una legislación con el tema de los derechos de los animales. Y no sólo eso, sino también un ejemplo de cómo las redes sociales sirven para algo positivo y son una herramienta que no debería ser menospreciada, sino al contrario, explotada -idealmente- de una forma adecuada y responsable. Si, también tengo un idealista-creo-en-un-mundo-feliz interior, no solo estoy hecha de sarcasmo, cinismo, wild mood swings y adicción a WoW (and cheese).
Claro, mi idealista interior no llega al nivel de abandonaré todas las actividades y emprenderé una aventura para salvar al mundo, porque también está eso del sarcasmo, cinismo, wild mood swings y adicción a WoW (and cheese). Entonces se me ocurrió postear mi opinión en Facebook, como obra buena del día, que fue relativamente mal entendida e ignorada por la mayoría de los activistas:
Hasta que se me ocurrió dirigirme directamente con la persona que parece ser líder del grupo de activistas feisbukeros (que un punto interesante, no sé hasta qué nivel relevante es que la mayoría de estas personas ni siquiera son de Sinaloa):
Le platiqué la experiencia a varios amigos, de cómo todo inició con una denuncia ciudadana y pasó a ser una guerra de trolls en donde el objetivo principal se pierde totalmente, y es que este grupo de personas “hambrientas de justicia” armaron su lucha feisbukera personal exigiendo castigos, sin mayores pruebas que un video en donde no se distingue la cara de nadie, olvidando o más bien negándose a reconocer que judicialmente no aplica ninguna sanción; y dejando en segundo plano lo verdaderamente importante que es fomentar la creación/modificación de leyes.
Puedo entender el nivel de indignación, sed de justicia (o venganza?) de mucha gente, especialmente si se dicen amantes de los animales, que respetan la vida en todas sus expresiones y blablablá. Pero mi simpatía se esfumó en el momento en que me di cuenta que era imposible sostener un diálogo civilizado con ellos, iniciar cualquier tipo de debate y viendo que su forma de actuar se resumía a spammear, insultar, amenazar, descalificar las opiniones de los demás y sobre todo ignorar el derecho de otros a expresarse con la misma libertad que ellos:
Platicando con varios amigos al respecto salió una miríada de opiniones, desde “es un escándalo innecesario solo por un gato”, “no tardan en salir los que dicen que las películas y videojuegos incitan violencia” pasando por “a cada rato queman gatos, nada más que la mayoría de los que lo hacen son un poco más inteligentes y no graban un video para subirlo a Facebook” y “hay problemas más urgentes e importantes que necesitan atención” hasta una discusión sobre temas como: la vida de un animal debe considerarse igual de importante que la de un ser humano?, es necesario darle al estado la facultad de actuar (y cómo hacerlo) si considera que una persona tiene el potencial de convertirse en criminal? y hasta qué punto es válido que el gobierno le siga el rollo a la presión mediática y de las masas, no en el sentido “haremos algo” sino “haremos lo que ustedes quieran”.
Ahorita, en el aftermath tengo una mezcla agridulce de sentimientos, por un lado el municipio prometió tomar acción en contra del hecho:
1. Aplicar una sanción administrativa consistente en una multa de hasta 20 salarios mínimos o servicio comunitario si no pueden pagarla a quien/quienes resulten responsables.
2. Escribir una carta al director de la universidad donde está inscrito el presunto responsable, no se especifica el propósito; acaso sugerir una sanción académica, evaluación psicológica?
3. Compromiso a involucrarse más activamente en la concientización por el respeto a los animales.
Me parece muy positiva la respuesta por parte del municipio, pero por otro lado me pregunto qué arrojará la investigación que se hará antes de aplicar la sanción tomando en cuenta que la evidencia es un video de celular en baja resolución que fue grabado de noche y un perfil en Facebook que por cierto, ya no existe.
También cuestiono si el municipio tiene la facultad de ejercer su autoridad dentro de una institución educativa que no depende de él, más considerando que no hay delito (según la ley) que perseguir.
Me queda la duda, esta respuesta se dio como reacción al “circo” mediático y drama en Facebook? y lo más importante, en ningún lado se menciona algo como “activistas de tal organización trabajarán con legisladores para proponer una ley de protección a los animales”.
Eso sí, “un activista pidió al Ayuntamiento financiar varios espectaculares para colocarlos en puntos estratégicos de Culiacán, con la imagen del responsable de la crueldad hacia el gato, para exhibirlo en la ciudadanía” (sic)
Por otro lado también está la responsabilidad los medios y cómo manejan las noticias, en un artículo de El Debate publican el nombre del presunto quemagatos y al igual que el resto de la fauna feisbukera asumen que de hecho se trata de él en el video, y aunque hay puntos del artículos que son muy válidos, no deja de tener un tono alarmista y no muy buena redacción, así que parece que solo existe “por dar noticia”.
No me sorprende mucho de El Debate por sus tendencias amarillistas, pero considero preocupante como medios “serios” muestran una tendencia cada vez mayor a actuar irresponsablemente con noticias que surgen de las redes sociales, en varias ocasiones he leído/escuchado comentarios de cómo notas en periódicos electrónicos son constantemente editadas o eliminadas porque no se toman la molestia de hacer fact check antes de publicar y jalar tráfico a sus sitios.
Y es que se nos olvida que aunque no nos guste, todos tenemos los mismos derechos, en el momento en que queremos pisotear los de otra persona (por más que creamos que se lo merezca) estamos dando permiso de que pisoteen los nuestros.
En el momento en que empezamos a exigir la impartición de castigo (no de justicia) sin comprobar primero la culpabilidad de alguien, estamos justificando la impunidad de la que tanto nos quejamos.
Y no estoy defendiendo a este wey, de hecho la “evidencia” en su contra que aunque no es tangible tampoco da mucha cabida a la duda razonable:
Pero recordemos también que existe the John Gabriel's "Greater Internet Fuckwad Theory" y define a una gran mayoría de la fauna internetera.
Tal vez usted, estimado lector se preguntará por que necesito escribir interminables páginas de un rant que a nadie le importa? Porque desde que empezó este asunto he vivido con más estrés del que puedo manejar (por razones que a usted no le incumben) y aunque ya pasé por la depresión, el enojo, la frustración y me he abandonado al sarcasmo y el humor negro porque ya no me queda más que reírme de todo, me faltaba exteriorizarlo y desahogarme completamente.
PD. No incluyo los links a las pages de Facebook y omito nombres porque no quiero que se genere más buzz a este asunto, le pido al osito bimbo que todo este nonsense muera de una vez por todas.
PD3. Dibujitos de Globopollo a todos los que se atrevan a leer el post completo, pídamelos en Twitter.
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2.11.09
Mi primer post en Langaria
Donde escribo de... WoW! (yo sé, sorprendente no?) vayan, lean y comenten.
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